
Recorriendo los altos de Plottier se pueden apreciar cientos de conexiones clandestinas en varias de las tomas o asentamientos que fueran legalizadas aparentemente por el municipio.
Particulares de casas precarias, obras en construcción de más de dos pisos, hasta mercados que comercializan productos alimenticios, no se conectan a la red eléctrica como corresponde y ponen en riesgo sus vidas, produciendo un deterioro en la calidad del servicio.
Desde la cooperativa de luz se conoció que no pueden desconectar “a los colgados” por que tardan minutos en volver a conectarse y en varias ocasiones sus operarios recibieron amenazas con cuchillos y hasta con armas de fuego.
En una recorrida por diversos asentamientos se pudo observar la cantidad y forma de conexiones ilegales a las líneas de media tensión, varias de las cuales sus cables no se encuentran recubiertos, donde mediante el uso de pinzas, similares a las usadas para cargar baterías, se conectan precariamente.
También se pudo observar conexiones a través de alambres enrollados, y sin dejar de lado la creatividad de gente que coloca clavos, hierros y otros implementos para lograr obtener energía eléctrica sin pagar por ello.
Desde la Cooperativa de Servicios Públicos Plottier señalaron que varias familias que viven en tomas se han acercado a la entidad a resolver su situación irregular y por medio de la instalación de un medidor prepago, el cual puede ser compartido entre varios vecinos, logran cobrar la energía eléctrica que utilizan, así como organizar mejor el servicio eléctrico que prestan.
Es muy llamativo apreciar imponentes construcciones de más de dos pisos que se conectan ilegalmente al servicio eléctrico así como varios comercios en distintos asentamientos. Esto último destaca la falta de control de las autoridades, donde un comercio que ofrece alimentos frescos, no podría estar conectado ilegalmente, ya que ante una justificada desconexión pone en riesgo la salud de sus incautos clientes.
Cuando se habla de prestar un mal servicio, se entiende que las líneas actuales y sus correspondientes transformadores que adecuan el servicio al consumo de cada barrio, si son interceptadas con conexiones clandestinas, disminuyen la calidad del servicio, llegando al vecino que paga, en algunas ocasiones un menor voltaje, o hasta incluso fluctuaciones que pudieran dañar artefactos que son conectados como corresponde.
En conclusión el robo de energía eléctrica no solamente ocasiona un daño económico a la cooperativa de Plottier, si no que además pone en riesgo a las personas que se conectan ilegalmente, y deteriora la calidad del servicio de los usuarios que pagan como corresponde.
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