
Ubicada en el corazón del barrio Los Hornos, sobre calle San Martin al 1320 se encuentra la Escuela Nº266 de Plottier. Allí asisten diariamente alrededor de 500 alumnos entre jardín y séptimo grado. Donde los docentes no solo cumplen con su rol de enseñanza, sino también aportan su cuota social.
Lo particular de este establecimiento es que posee el 45% de alumnos de origen boliviano, donde su lengua materna es el quechua y aymara, por lo que al momento de adquirir conocimientos se deben aplicar nuevas técnicas y también implementar diversos recursos.
La Directora, Estela Garcia, cuenta que los chicos “viven en sus costumbres y manejan sus lenguas maternas. Creamos dispositivos dentro de la escuela, tenemos proyectos que incluyen a estos niños e ingresan maestros talleristas y maestros traductores, el cual también es de nacionalidad boliviana”.
Cómo si este esfuerzo de parte de los docentes fuera escaso, también existen otras actividades que hacen de la escuela un lugar con una vibra especial: se efectúan talleres, danzas, corte y confección, los cuales se sustentan, en parte, gracias a la comunidad de Plottier que realiza sus donaciones. En la actualidad se encuentran trabajando en un proyecto que consta del reciclado de botellas de vidrio, para que cada alumno fabrique su docena de vasos.
Garcia califica a la escuela como “bilingüe e inclusiva”, ya que sostiene que “es una escuela de puertas abiertas donde podemos incluir diferentes maneras de vivir y diversas edades. Para convivir creamos dispositivos que nos permitan trabajar ordenadamente para que ellos adquieran conocimiento”.
Sin embargo, las complicaciones de tener una matrícula tan extensa genera que los directivos soliciten ayuda al Consejo Provincial de Educación, ya que en la actualidad un primer grado y un sexto cuenta con más de 30 alumnos cada uno, lo que hace dificultosa la tarea del docente para inculcar el conocimiento en cada chico. A esto se le suman los jardines de 4 y 5 años y los niños de la escuela especial.
“Otro de los pilares básicos que tienen que ver con la educación inclusiva es la relación con la comunidad”, relata la directora, y agrega que “confiamos en los papás de nuestros alumnos y queremos que formen parte de la educación de sus hijos. Los niños de la etnia tienen comidas típicas de sus costumbres, y cada maestro arma un taller para que los padres cocinen para ese grupo de alumnos. Vamos ensamblando las culturas”, sostiene.
A pocos metros del establecimiento educativo se encuentra el basural, lugar que algunos docentes y directivos recorren para efectuar un censo y preparase para lo que será la matricula del año entrante. “Incluso los porteros salen y realizan el censo, porque ellos también fueron chicos del basural y egresaron de la escuela para hoy trabajar en la misma”, relata Estela Garcia.
Tanto ofrece este establecimiento educativo de Plottier, que también necesita de la colaboración, y Garcia lo sabe. Por tal motivo afirma que “lo más urgente en la escuela son las cuestiones sociales, donde las podemos decir, pero no las podemos resolver. Sería satisfactorio tener un edificio más grande, ya que hacemos los actos por turno debido a que no entran los 500 chicos en el SUM. Hay niños que vienen y los tenemos en lista de espera porque no pueden entrar”, dijo.
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