
"Es la primera toma de Plottier y no recuerdo si de la provincia. Eso me lo dijo don Medrano uno de los vecinos más antiguos". La mujer recopiló las historias que pueblan la barriada y a su vez reconstruyó la identidad de El Chacay (ver aparte).
Todo el trabajo se gestó en la parte de adelante de su casa, donde construyó una modesta biblioteca, que también funciona como ropero comunitario. Allí trabaja con sus hijos Paola y Maximiliano, para poder recopilar la información que reúne. Su proyecto comenzó con la idea de armar "boletines" de entrevistas personales. "Empezamos grabando con cassette TDK y después los transcribimos todos a mano y a partir de eso se nos ocurrió lo del libro".
Con humildad, Fresia explicó que "no es una idea original, porque hay otro barrio de Plottier que tiene su libro, pero nosotros también podemos. El objetivo es que haya una copia en todas las bibliotecas de la ciudad, que las escuelas puedan tener una".
A partir de su trabajo, la vecina descubrió los oficios de la gente que la rodea, y con asombro detalló que en El Chacay existen "boxeadores profesionales, una mujer boxeadora también, hay promotores de fútbol comunitario, escritores, animadores, mujeres árbitro. Está poblado de gente trabajadora. Tenemos mucho para decir", advirtió.
En las últimas semanas, la barriada estuvo gobernada por una tensa calma. Los violentos desalojos que ocurrieron en la toma de los terrenos linderos al barrio marcaron un antes y un después para todos. Fresia insistió en que "nuestro barrios es lindo, no es justo que quede una imagen tan violenta como la del jueves 27 de julio" (ver aparte).
Esa fecha quedó marcada a fuego en su memoria, porque ese día recibió sus 54 años entre los estruendos de las escopetas antitumultos de la policía y los gritos de los vecinos, que abandonaron el terreno que se encuentran sobre la calle Batilana al fondo. Ella quiere revertir ese frío recuerdo. "Siempre nos quisieron sacar de acá. Ahora, con los barrios privados que nos rodean, parece que somos una fea imagen", explicó, y aseguró que el barrio aún continúa en el olvido.
El pavimento allí casi no existe y sólo durante el último gobierno municipal llegaron algunas obras de cloacas, que alcanzan a la mitad de los vecinos. Reclaman la construcción de un centro de salud y viviendas para los jóvenes. Pero sobre todo, ser vistos con otros ojos.
Fuente: Río Negro.
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