Los comerciantes son los primeros que los ven. Es que todas las mañanas llegan a los locales ofreciendo sus productos.
Susana, dueña de una tienda de ropa sobre la Avenida San Martín, comentó que son varios los jóvenes que recibe a diario. “Yo creo que es porque se cayeron muchos subsidios, planes que antes daban y entonces salen a vender. Acá pasaron con trapos de piso, bolsitas y también con comida”, consideró la comerciante.
Los vendedores ambulantes caminan toda la zona centro de la ciudad y también algunos otros focos comerciales, como es en cercanías del cementerio.
Lucas, empleado de una farmacia sobre la calle Buenos Aires, aseguró que hasta el año pasado sólo pasaba Ariel ofreciendo tortas fritas y rosquitas. “Desde hace tres meses pasan unas cinco personas por día, la mayoría vende tortas fritas, rosquitas, pan casero y algunos alfajores de maicena. Mucha gente joven de entre 15 y 25 años”, describió.
Otros de los que se suman a la venta callejera son los estudiantes secundarios, que organizan rifas para juntar fondos para las fiestas de fin de año. Jorgelina, de una tienda naturista, contó que en esta época son muchos los chicos que pasan por el local con distintas ideas para recaudar fondos y que ellos se suman a los tradicionales vendedores de panes rellenos y también de objetos como magiclick o plumeros.
Mariela es una mujer que hace dos años quedó desempleada, al igual que su marido. Ellos encontraron la manera de subsistir vendiendo pan casero. Ella ya es conocida entre los vecinos, quienes le van a comprar a la esquina de Riavitsz y Ruta 22.
Ella coincidió en que varios jóvenes se sumaron a este trabajo y contó que incluso su hijo, que se volvió de Córdoba, se incorporó a la venta familiar en la calle.
Fuente: LM Neuquén.
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