Por este femicidio Alfredo Emilio Escobar fue condenado a cadena perpetua por el delito de abuso sexual con acceso carnal en concurso real con el delito de homicidio doblemente agravado por haber sido cometido para ocultar otro delito y procurar su impunidad y por haber mediado violencia de género.
En las audiencias fue señalando cómo se intentó poner en cuestionamiento y en primer lugar, la personalidad de Cielo. Todos los interrogatorios de la primera sesión apuntaron a la conducta de la víctima.
Luego, se intentó aislar de cualquier extensión de participación a terceros en este aberrante crimen. Nadie cuestionó en las audiencias, si Escobar pudo mantener oculto el cuerpo durante 36 horas, descuartizarlo, trasladarlo al río sin ayuda en intentar huir sin ayuda.
Incluso hubo un revés con los cuatro testigos presentados por la defensa. Los dos primeros (una exnovia y un amigo que pidió reserva de identidad por temor a represalias), terminaron afirmando que Escobar es violento y machista. Y se refirieron a dos amigos del imputado vinculados a las drogas y los robos. Justamente los otros dos testigos que el imputado terminó desistiendo de su paso por el estrado y acusando a uno de ellos (Matías Lozano), de ser autor del crimen.
El desopilante final, donde un testigo y amigo del imputado, pasa a ser acusado del crimen por el propio imputado, es un intento desesperado de Escobar en pos de su impunidad. La justicia debería abrir una nueva instancia para presentación de pruebas sobre esta acusación de Escobar a Lozano, por si pudiera tratarse de la expresión de ruptura de un pacto de impunidad.
El caso de Cielo generó una indignación y movilización popular extraordinarias. Escobar ha sido condenado a cadena perpetua, que es lo que establece un caso de femicidio. Se trata de una victoria en esta causa que fue reclamada por miles. Y como ocurrió en otros casos, no faltarán los intentos de sortearla.
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