La madre dijo que el hecho ocurrió el pasado lunes en horario de clase y se dio cuenta que algo había sucedido porque al retirar a su hijo de la escuela, este se mostraba enojado con ella. Después de preguntarle varias veces si le había pasado algo en el jardín, el niño terminó por decirle que «la seño le había dado una cachetada porque se había portado muy mal» y después estalló en llanto.
A raíz de lo sucedido, la madre optó por realizar una denuncia contra la docente donde indicó que su hijo había recibido una cachetada en una de sus mejillas. Según comentó, el niño en varias ocasiones le ha manifestado que «la seño lo retaba» por lo que tuvo reuniones con las docentes para ver qué pasaba y siempre le decían que su hijo no se portaba bien, pero nunca imaginó estar pasando esta situación.
En este sentido la madre expresó «yo sé que me hijo se puede portar mal, no lo voy a negar» pero indicó que sus comportamientos no se deben a la edad, sino a que el niño sufre de epilepsia. Aseguró además que esto se lo comunicó desde un principio a la institución, ya que su niño se encuentra en tratamiento y suele tener convulsiones.
Cabe aclarar que más allá del comportamiento de cualquier niño o niña, el maltrato físico no está permitido en ninguna de sus formas.
Por esta situación, de presunto maltrato por parte de la docente, la madre se acercó a hablar con los directivos y docentes pero en todo momento le negaron que lo manifestado por su hijo sea cierto y dijo «yo le creo a mi hijo, nunca tuve problemas en el colegio con mis otros hijos no tengo por qué mentir«.
Ante la negacion del hecho, por parte del equipo directivo, el niño dejó de concurrir al colegio ya que la madre aseguró no sentir confianza en las docentes. También comentó que, a través del grupo de madres donde pasan notificaciones del jardín, se enteró que la docente «se tomó licencia de salud y ahora hay una suplente».
Por otro lado, la madre también informó que desde el colegio hay «mucho descuido» con los niños y dijo: «con muchos padres hemos hablado cuando nos cruzamos, y siempre hay niños y niñas golpeados o lastimados».
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