En la mañana del 22 de enero de 2009, unas diez personas, familiares y amigos de Marcos Alvarez, comenzaron con su reclamo de justicia. Los manifestantes desbordaban entusiasmo y portaban banderas argentinas y de la provincia de Neuquén, emprendiendo su marcha a las 9 de la mañana de una jornada que se presentó como muy calurosa para el Alto Valle.
Su objetivo era ir caminando hasta Buenos Aires para reclamar por la muerte de su hermano Marcos, quien fuera atropellado en junio de 2009 por una Toyota Hilux y perdiera la vida.
Esta caminata, que para muchos era imposible, cumplió con su objetivo y llegó a Buenos Aires el pasado sábado 26 de febrero, luego de varios sinsabores en el viaje, como el robo de todas sus pertenencias en cercanías de la localidad de Bragado.
La travesía comenzó en Plottier, en el lugar en donde fuera atropellado Marcos Álvarez y recorrió 1200 kilómetros a pie hasta llegar a la Capital Federal para reclamar justicia y solicitar a los legisladores nacionales una reforma penal que contemple penas más severas para los conductores irresponsables.
En este sentido, lo que se exige es que el Congreso Nacional modifique el Código Penal e incluya penas de prisión más duras para conductores negligentes de vehículos, solicitándole a la Justicia la modificación del artículo 84 del Código Penal argentino para que los conductores involucrados en muertes por accidentes de tránsito sean imputados por delitos que contemplen penas mayores a cinco años de prisión y de cumplimiento efectivo.
La elección del 22 de enero para comenzar la marcha no fue casual ya que ese día Marcos hubiera cumplido 20 años. Guillermo, junto a su hermana y un amigo, emprendieron “la caminata por la vida” y a los pocos días de iniciarla, la hermana y el amigo de la víctima debieron abandonar por problemas de salud.
Pero Guillermo continuó con su marcha y fue recibido muy bien en Choele Choel, recogiendo cientos de firmas, donde fue asistido por el personal del hospital y permaneció dos días internado por sugerencia de los médicos, quienes le señalaron que por el bien de su salud continúe su viaje hacia Río Colorado en colectivo.
A raíz de las recomendaciones médicas, Álvarez viajó en un vehículo hacia el cruce de Río Colorado y desde allí caminó hasta la ciudad unos 30 kilómetros, gracias al apoyo de Analia Vilches y su sobrino Gustavo, quienes lo acompañaron en un vehículo, llevando su mochila para alivianar el peso y proporcionarle agua durante la caminata.
Alrededor de las 6.30 horas del día 30 de enero llegó a la ciudad de Río Colorado, donde permaneció durante el fin de semana, y juntó aun mas firmas para ensamblar a su petitorio.
Por recomendaciones médicas recién el día 31 de enero, a las 15 horas, partió rumbo a Bahía Blanca, donde luego de llegar, permaneció hasta el 3 de febrero, juntando firmas en la plaza Rivadavia, descansando para poder seguir ese mismo día su camino por la Ruta Nacional 33, con dirección a Tornquist.
Cuando llegó a esta ciudad, en cercanías de Sierra de la Ventana, ya había recorrido 625 kilómetros y en su blog escribió: “en mi camino encontré personas llenas de vida, dispuestas a dar, sin esperar nada a cambio. Sería egoísta de mi parte dar nombres a esta altura del camino. Simplemente mi más profundo agradecimiento a todos los que tratan que mi camino sea mas ameno”, relató desde su portal en Internet.
El lunes 15 de febrero por la tarde, Guillermo Álvarez llegó hasta la localidad de Carlos Casares, lugar en el que recibió apoyo y alojamiento por parte del Municipio y del que salió el martes 16, antes del mediodía.
Pese a que las recomendaciones médicas le sugerían que abandonara la caminata, Guillermo continuó con su caminata recibiendo el apoyo constante de familiares de víctimas de accidentes de tránsito y particulares.
A sólo 110 kilómetros de su meta, sufrió el sinsabor más grande y fue robado por un delincuente a punta de pistola, a escasos 10 kilómetros de Bragado y cuando se dirigía hacia Chivilcoy.
Según contó Álvarez al diario La Mañana de Neuquén, le robaron la riñonera donde tenía su documentación personal, dinero y una cámara digital. “Se bajó un hombre de una camioneta y me preguntó si estaba bien. Después que le respondí que si, me dijo que le entregara todo lo que tuviera”.
Pese a este trago amargo, Guillermo siguió con su viaje y el sábado 26 de febrero en horas de la tarde cumplió con su objetivo, entregando un petitorio con 2400 firmas, a varios diputados nacionales, el día lunes 1 de marzo en el Congreso de la Nación.