Plottier es una ciudad de pioneras que cumplieron un papel muy importante en el desarrollo de la comunidad y que se desarrollaron en diversas áreas, aportando al crecimiento de la ciudad y realizando las tareas más diversas.
Algunas se dedicaron a la cultura y la vida en sociedad, como Doña Concilia Falletti, esposa del inmigrante italiano Tomás Martelotta, con quien se instaló en la casona hoy denominada como “Casa de la Cultura”.
En aquella vivienda, Doña Concilia, realizó innumerables reuniones, fiestas religiosas, bailes y quermeses, además de donar hectáreas de tierra para construir una escuela, el hospital, la iglesia “San Antonio de Papua” y la actual guardería municipal.
“Cuando llegué a la estación lloraba. Era tanto el silencio. Acá había un solo coche, era un Ford 38 que era de la gobernación
había una estación y dos galpones. La comisaría se hizo cuando yo vine”, cuenta en el libro “Recordar, Banco de Memorias Vivientes”, publicado en el año 2009.
Nuestra ciudad también creció con mujeres dedicadas al trabajo y la crianza de sus hijos. “Mi niñez yo no la tuve, de chiquita tuve que cuidar chivos, hacer el pan casero, moler el mote y cuidar otros niños”, desliza Otilia del Carmen Fuentes, quien llegó a Plottier en el año 1954.
O bien con otras que colaboraron codo a codo en el emprendimiento familiar, como Ernesta “Pachi” Pepe, quien llegó a Plottier en 1949 con su marido a fundar un establecimiento vitivinícola, a la vera de la ruta 22. “Era una zona bellísima y muy rica. En las chacras había frutales y viñas. Varias familias extranjeras, afincadas desde los primeros años de fraccionamiento de lo que era la Estancia “Los Canales” del Dr. Plottier”, puede leerse en la publicación editada por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Plottier.
Otra historia con algunas coincidencias es la de Valentina Merino, quien se afincó en la Colonia Inglesa con su marido, Anastasio Riol, y comenzó a trabajar la tierra, unas 14 hectáreas compradas al Ferrocarril.
En aquella finca, Valentina se hizo conocida también por sus habilidades de partera y por sus conocimientos de medicina campera, con los cuales curaba el empacho, mal de ojo o el susto.
Cabe recordar que el Día Internacional de la Mujer se celebra el 8 de marzo y se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.
La idea de un día internacional surgió al final del siglo XIX, en plena revolución industrial y durante el auge del movimiento obrero. La celebración se atribuye a dos hechos importantes ocurridos en la ciudad de Nueva York.
Uno de ellos fue una gran marcha de trabajadoras textiles en el año 1857, en donde miles de mujeres marcharon sobre los barrios adinerados de Nueva York en protesta por las miserables condiciones de las trabajadoras.
El segundo hecho ocurrió en 1908, cuando unas 40,000 costureras industriales de grandes factorías se declararon en huelga demandando el derecho de unirse a los sindicatos, mejores salarios, una jornada de trabajo menos larga, entrenamiento vocacional y el rechazo al trabajo infantil.
Durante esa huelga, 129 trabajadoras murieron quemadas en un incendio en la fábrica Cotton Textile Factory, en Washington Square, Nueva Cork, luego de que los dueños de la fábrica las encerraran para forzarlas a permanecer en el trabajo y no unirse a la huelga.
Imagen: Cortesía de "Recordar", Banco de Memorias Vivientes, Dirección Municipal de Cultura, Municipalidad de Plottier