Opinión

La columna de Torchio

A la espera de buenas noticias. Un nuevo mes de graves conflictos gremiales. El exabrupto de Maletti. Las soluciones que aparecen están en el marco de la campaña por la re reelección de Sapag. ¿Quien debe garantizar la paz social?

Todos estamos esperando buenas noticias políticas en Plottier pero lamentablemente todavía no aparecen. Los más de 40.000 habitantes de nuestro querido pueblo hemos quedado como rehenes de los conflictos sociales que se originan en el cada vez más inmanejable déficit municipal. Hay que pensar que en estos 9 meses de gestión la deuda del Municipio con la Provincia se incrementó en más de 21 millones y no se ha podido resolver lo básico, pagar los sueldos.

Hoy podemos decir que los servicios mínimos que se brindan desde el municipio han desaparecido y las medidas de fuerza de los empleados provocan un profundo malestar en el resto de la población incluidos los viajeros que pasan por Plottier.

Cortes de ruta y calles, quema de neumáticos y agresiones personales se han transformado en un componente habitual de nuestro paisaje urbano. Este triste panorama está transformando el perfil de paz y tranquilidad que siempre caracterizó a nuestra ciudad en el lugar más conflictivo de la provincia.

Nadie puede negar que esto se origina en una planta de personal sobredimensionada que dejó Gallia, en especial los últimos tiempos donde se hizo cargo Lucio Parra por licencia del intendente. Parra incorporó personal en forma descontrolada con seguridad para “pagar” favores de su campaña como candidato a intendente.

Las crisis sacan a luz lo mejor y lo peor de los humanos, en este caso hay que lamentar que están apareciendo las partes más oscuras. Es triste pero entendible, un confl icto tan prolongado agota la paciencia del más santo.

Los empleados municipales están al límite, tantos meses de atraso en el cobro de sueldos les genera deudas cada vez más difíciles de afrontar. Los acreedores les cobran intereses exorbitantes por mora y esto se acumula mes a mes. Hoy muchos de ellos ven comprometida la subsistencia de sus familias, la continuidad de sus alquileres o la pertenencia de los bienes adquiridos con años de esfuerzo. En esa situación no es fácil conservar el equilibrio y se pueden entender los desbordes.

Por otro lado quienes no son empleados municipales están cansados de tener que sufrir los “daños colaterales” del conflicto y aquí también aparecen en algunos reacciones u opiniones que preocupan. Intolerancia, amenazas de violencia, racismo y xenofobia son moneda corriente.

Las redes sociales manifiestan este clima y asusta leer tantos comentarios peyorativos donde abundan los “negros o chilenos de m…” e incitan a la violencia.

El colmo fue un comentario que subió el gerente del EDEP, Ing. Ernesto Maletti, en el muro oficial “Andrés Peressini Intendente” de facebook. Allí Maletti dice refiriéndose a quienes agredieron al esposo de Juanita Arias “como son animales (con perdón de los animales)... irracionales, descerebrados, poco inteligentes... habría que aplicar una medida drástica con esta plaga... como dice el SENASA rifle sanitario”. Poco después el comentario fue borrado y Maletti pidió disculpas. Sin dudas esa explosión de odio salió del enojo pero nadie dice cuando está enojado cosas que no siente profundamente.

La gerencia del EDEP es un cargo de mayor jerarquía institucional que una secretaría ya que la designa el Concejo Deliberante a propuesta del Intendente y su responsable, como cualquier fucionario de responsabilidad, está obligado a guardar compostura y equilibrio. Por eso sus dichos merecen una respuesta más contundente que una disculpa, Maletti debe renunciar inmediatamente a su cargo y si no lo hace deberá destituirlo el Intendente o el Concejo Deliberante que fue quien lo designó.

Después de muchos días de tensión creciente se ha levantado el corte de ruta por parte de los gremios ATE y UPCN y la ocupación del patio de la Municipalidad por un grupo autodenominado “Municipales en Lucha” porque “milagrosamente” el miércoles 12 apareció la plata que faltaba para pagar los sueldos de agosto después de un gravísimo incidente entre los manifestantes y un policía de civil que pudo costar una o más vidas.

Es lamentable que el gobernador Sapag haya esperado a que el confl icto llegue a tal extremo para aportar un dinero que supuestamente no existía. En días previos, desde el gobierno provincial se estimulaba el enojo de los empleados ya que los pequeños aportes que hacía venían en cuotas lo que irritaba aun más a estos ya que tenían que ir todos los días al banco. Ese mismo miércoles al mediodía, en el aniversario de Neuquén, dijo con enojo hacia la dirigencia de Plottier que no había más plata.

La solución apareció porque un hecho de tanta gravedad como pudo ocurrir ese día en China Muerta hubiera complicado aun más su campaña por la re reelección. No solo por sus enemigos políticos internos y externos sino también porque estaba comenzando un plan de lucha de los gremios estatales que incluían cortes de ruta en toda la provincia.

Peressini fue una luz de esperanza para muchos vecinos cansados del desastre de las gestiones Gallia y Pilar Gomez pero, salvo en los sectores más allegados al gobierno, se está transformando en una nueva decepción. Aun así un amplio sector de ciudadanos independientes no quiere que se interrumpa su mandato porque teme que vuelvan “los otros”. Se puede decir citando a Borges que no los une el amor sino el espanto.

El primer valor que debe garantizar el estado es la paz social y hoy ni Peressini ni Sapag lo consiguen. Sapag también es responsable, no sólo porque quienes generaron este desastre son Gallia y Pilar Gómez que integran su tropa, también porque Plottier forma parte de la provincia que él gobierna y debe estar en paz.

El gobierno está desbordado, aislado, casi autista. Peressini sigue apoyándose en un pequeño grupo de funcionarios que lo acompaña desde el 10 de diciembre y no ha querido ampliar esa base. Por ejemplo, perdió dos secretarios, Riquelme y Cugliandolo, y no los ha reemplazado.

La provincia convocó a un comité de crisis, casi un gobierno paralelo, que tampoco ha dado soluciones de fondo. Esto debió hacerlo Peressini con un criterio amplio convocando a todas las fuerzas políticas y sociales de Plottier.

Lo más lamentable es que no queda mucho margen, los empleados han perdido la paciencia y si estos atrasos salariales se repiten en el futuro el confl icto reaparecerá cada vez con más virulencia. De esto se deberán hacer cargo quienes tienen la obligación de garantizar la paz es decir Peressini, el Concejo Deliberante y Sapag.

dariotorchio@gmail.com

Autor: Horacio Beascochea

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