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60 familias de Plottier viven del basural

tTodas las mañanas arriban al basural más de 60 personas que juntan residuos para vivir. Botellas, plástico, aluminio, cobre, bronce y hasta trapos son los objetos buscados para luego venderlos y poder subsistir. Esto sucede a cuadras del centro de la ciudad.

El basural se convirtió en el elegido, no solo por los vecinos de Plottier, sino por mucha gente de Neuquén, por la “tranquilidad” para trabajar.

El día arranca cerca de las 6. Dos horas después tiene su mayor cantidad de visitantes, cuando llegan los camiones de basura de la Municipalidad, y luego durante toda la tarde sigue recibiendo gente.

José Méndez vive en la toma Belén de Neuquén, tiene 22 años y hace un año que trabaja de “busca”. Hace poco conoció el basural de Plottier y afirma que está “muy contento” con lo que junta.

Busca fierro y chapa, y como tiene una vieja camioneta su recolección es mayor a la que pueden hacer los que arriban en bicicleta o con carritos.

La basura no tiene un sector delimitado y cada vez se extiende más. Llegan muchas empresas de volquetes y otros tantos vecinos quienes arrojan ramas, cascotes y otros desperdicios.

Las familias bolivianas que llegan al basural lo hacen con sus hijos, como Silveira, que tiene siete: los más grandes están estudiando y los más chicos la acompañan a buscar ropa y cosas que le puedan servir para su casa.

La gente tiene bien delimitado lo que busca. Algunos van por la chatarra, otros por las botellas de plástico, los trapos, o por los metales.

También lo hace la gente joven, porque no consigue otro trabajo o porque esto fue lo que le enseñaron. En el otro extremo están los mayores de 50 años, a quienes la oferta laboral ya no les llega.

José Flores tiene 55 años, trabajaba en la planta de separación de residuos que funcionaba hace 8 años frente al basural y que fue abandonada. En ese lugar se separaban los elementos que luego se podían reciclar.

Cuando la planta cerró, José se quedó sin trabajo y lo primero que se le ocurrió hacer fue juntar el aluminio y el cobre para vender, como antes lo había visto hacer a tanta gente.

Vive en la toma de Parque Industrial, muy cerca del basural, adonde llega religiosamente todos los días a las 7 y se retira pasadas las 19.
El hombre se lleva los metales a su casa porque “el aluminio se vende limpio”.

Con sus 76 años a cuestas, Erica Borges llega al basural y saluda a su hijo a quien le legó el oficio.
“Empecé en el basural de Cipolletti, estuve también en el de Neuquén y en el de Plottier. Yo compraba y vendía, ahora me jubilé hace un año”, contó Erica, quien una vez fue blanco de un tiro cuando pasó cerca de un chico que se estaba escondiendo detrás de una montaña de basura.

Una vez revisado todo lo arrojado por el camión recolector, los “buscas” empiezan a retirarse.
Justo llega Elio, un vecino del barrio Obrero, quien de su carrito agarrado de su camioneta tiró varias cosas que a él no le servían. “Da mucha pena ver todo esto, a veces nos quejamos de lleno”, opinó.

Fuente: LM Neuquén.

Autor: Sergio Garro

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