Como todos los miércoles, Andrea se tomó el colectivo 50B para ir del barrio 25 de Mayo de Plottier hacia Neuquén, donde cursaba a las 6 de la tarde. No sospechaba que iba a ser la tercera joven a la que intentan drogar a bordo de un micro en el transcurso de una semana.
Al subir al colectivo, la joven de 20 años inició su tradicional ritual: acomodó su carpeta de plástica, sacó el celular de la mochila y se puso los auriculares. Cuando el transporte ingresaba al barrio Don Antonio, una mujer de unos 25 años de tez morena y pelo negro se sentó a su izquierda. Andrea se extrañó: había muchos pares de asientos disponibles.
“No había pasado ni un minuto y siento agua en el lado derecho de mi cara; miro el vidrio y también había gotas”, explicó Andrea en LU5.
“A los cinco segundos empiezo a sentir que se me acelera el corazón y se me duermen las piernas”, expresó la joven, que no radicó la denuncia pero decidió contar el episodio al enterarse de que la semana pasada hubo otros casos similares en los colectivos Pehuenche e Indalo.
Andrea reaccionó a tiempo: se paró y la joven le preguntó si se bajaba en ese lugar. La chica no respondió y se acercó, temblando, al chofer, quien desvió su recorrido para llevarla al centro de salud del barrio Los Aromos. En vez de ingresar, ella prefirió ir directo a la casa de su tía, que vive a media cuadra, y esperar allí a su papá.
Fuente: LM Neuquén.