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El desafío constante del centro de salud del barrio Los Hornos

El mismo asiste a una población con mayoría de mujeres inmigrantes. Los derechos reproductivos son parte de la tarea de promoción. El equipo trabaja en la promoción de los derechos sexuales y reproductivos.

"El hecho de solicitar un anticonceptivo tiene que ser pensando, en salud, como una situación de emergencia: la persona que consulta no puede irse sin haber resuelto esa inquietud", aseguró Mónica Montaña, enfermera en el centro de salud Los Hornos de Plottier, cuyo equipo trabaja en la promoción de los derechos sexuales y reproductivos en una población con marcada presencia de la comunidad boliviana.

"Empezamos ofreciendo anticoncepción a las mujeres, contándoles de qué se trata, mostrándoles la oferta que tenemos, los pro y los contra de cada uno de los métodos, pero tomándonos el tiempo para conversar con ellas, preguntarles qué desean, qué les pasa", relató Montaña.

En la sala de espera de la salita se puede ver un dispenser con preservativos junto a la leyenda "Llevame con vos", y una línea gratuita para preguntar sobre VIH-SIDA. También están disponibles en la recepción dentro de una caja en bolsas cerradas, para quienes prefieran retirarlos a la pasada.

"La gran mayoría de nuestra población femenina es boliviana, del sur, que es una zona rural. Son mujeres entre 20 y 40 años, analfabetas o analfabetas funcionales. Hablan quechua, algunas aymara. Estas mujeres trabajan en el horno de ladrillo a la par del hombre, con el niño atado a la espalda, pisando barro, cortando o apilando ladrillo. Y otras trabajan en chacras, empresas de Plottier que hacen producción de plantines de frutilla, seleccionando la fruta", afirmó la enfermera.

Sobre los motivos por los cuáles se acercan al centro, Montaña indicó: "vienen porque tienen niños chicos y preguntan por los controles médicos, las vacunas, o porque están embarazadas. Le ofrecemos la anticoncepción oral, el dispositivo intrauterino (DIU), el inyectable y preservativos". Señaló que se han incrementado las consultas por abortos no punibles. En este caso "se hace el soporte de manera voluntaria, no es algo orgánico, ni una decisión política de la subsecretaría", aclaró.

Agregó que "el DIU no les atrae demasiado porque tienen la fantasía de que les va a entorpecer para trabajar. Tampoco las pastillas porque pueden olvidarse y todavía hay muchos hombres que no quieren que se cuiden, entonces temen de que les encuentren el blíster", explicó. Reconoció que "lo que más eligen es la inyección mensual, y luego la ligadura de trompas. Mi hipótesis es que ellas en su fuero interno no quieren más hijos, pero no lo pueden verbalizar. Se animan después de mucho charlar que quieren la ligadura, pero no lo pueden discutir con el marido".

Fuente: diario Río Negro.

Autor: Sergio Garro

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