Habitualmente cuando nos sentimos mal buscamos ayuda.

Si nos aqueja alguna cuestión es común comentarlo con amigos o allegados o directamente buscamos ayuda profesional o especializada.

En el caso de las ADICCIONES es muy raro encontrarse con alguien que pide ayuda, lo más común es que sea alguien allegado, un familiar, un amigo, un jefe o alguien más quien procure algún tipo de auxilio.

Casi nunca es conveniente intervenir sin informarse, por eso la recomendación de acudir a un especialista y compartir la situación.

Es necesario pensar de qué forma conviene más abordar a la persona, en que momento y es fundamental determinar cuáles serían las palabras más adecuadas.

El buen pescador prepara con cuidado todo aquello que va a utilizar para obtener su pieza.

Pero, al igual que un abusador de sustancias tóxicas, o un jugador compulsivo (que no tiene intenciones de cesar en su comportamiento), el pez no tendrá ningún deseo de abandonar el agua. Sin embargo, la destreza del pescador puede hacer que eso suceda.

De la misma manera se puede lograr que una persona enferma acceda a tratarse.

Para eso se debe planificar cuidadosamente de qué modo acercarse.

La “pesca” tendrá éxito si se lleva a cabo con determinación y conocimiento.

A diferencia del pez, claro, que nació para vivir en el agua (ese es su medio natural), el ser humano no nació para vivir abusando de sustancias o conductas nocivas. Su medio más conveniente es el de la buena salud física, mental y espiritual.

A la “pesca” entonces, al rescate de aquél que necesita ayuda, aunque no la pida.

MARIO ALTIERI

Director

TAP (tratamiento de las adicciones en la Patagonia) Santa Cruz 680-Plottier 299 -4622220