Fueron pocos segundos de distracción y los minutos que siguieron se hicieron eternos. Daniel llevaba varias cosas en sus manos cuando se subió al auto. "Metió una campera y una bolsa con papeles por la puerta trasera del auto. La bolsa con la plata, que la simulaba con verduras que tenía adentro, la dejó en el piso para ponerla en la puerta de adelante, y se la olvidó en el asfalto", contó Gabriel, sobrino de Daniel, en conversación con LM Neuquén.
El hombre se dio cuenta de inmediato, a los pocos minutos, pero cuando volvió al lugar era demasiado tarde: la bolsa ya no estaba. Eran 230 mil pesos que tenía destinados para comprar un auto en la localidad. Desesperado, estacionó su auto en el mismo lugar. Se bajó, dio vueltas alrededor del vehículo, se agarró la cabeza con las manos y buscó por todos lados, como si un milagro pudiera salvarlo.
Pero no fue un suceso mágico sino un trabajador honesto: Emilio se acercó y Daniel, desesperado, le dijo que se había olvidado una bolsa con verduras. "¿Pero aparte de verduras, tiene algo más? La bolsa la tengo yo", le dijo el guardia de seguridad. Daniel pudo respirar tranquilo. Le puso la mano en el pecho y le preguntó si era verdad. Luego de que Emilio comprobó que efectivamente la bolsa era del hombre, lo llevó hasta la garita de seguridad de la Municipalidad y le dijo que contara el dinero.
En el momento, Daniel no encontró la forma de agradecerle, pero al otro día ayer- volvió al lugar y le ofreció diez mil pesos por su gran gesto. "Yo soy feliz con muy poco y esto no lo conseguí yo transpirando, así que no me corresponde", contó Gabriel que respondió Emilio ante el ofrecimiento. El joven trabajador no aceptó nada simplemente porque no lo devolvió con el objetivo de obtener algo a cambio. Emilio tuvo esa pequeña acción cada vez más necesaria y Daniel le estará agradecido de por vida.