“Fue una desgracia con suerte porque no estábamos en la casa, si no, no sé qué nos hubiera pasado”, dice Adriana, de 44 años y docente, sobre aquel fatídico 9 de julio de 2018 cuando estaban en Villa Pehuenia disfrutando de unos días de descanso y recibieron el llamado de vecinos informando del incendio producto de un cortocircuito en una habitación.
En medio de los escombros, la pareja se propuso empezar de nuevo. Al rato llegó Miguel Crespo, vecino y albañil, quien diez años antes les había levantado la casa, arrasada por las llamas.
Al ingresar a la vivienda se destaca un cartelito con la palabra “Resiliencia”. “Les explicamos a nuestros hijos para que sepan que es la capacidad de afrontar de la mejor manera las dificultades que se nos presentan a diario, y esto de perder el hogar fue algo eventual, pero teníamos el afecto, la solidaridad y el acompañamiento como cimientos”, explica Adriana.
“El apoyo de los vecinos y de mucha gente solidaria nos alentó para no dejarnos vencer por esa fatalidad”, agrega Marcelo, empleado de la Municipalidad de Plottier.
Se emociona al recordar aquellos momentos de desesperanza. “Mi padre, cada vez que veía las manchas negras de humo en las paredes, se ponía muy mal. Ahora, ver la casa en pie nos llena de energía”, agrega.
“Estoy feliz, no veía la hora de volver a mi casa”, dice Milagros, quien el primer día en la nueva casa se levantó temprano para ver el amanecer.
Fuente y foto: LM Neuquén.