El hecho que se les endilga a ambos no es reciente, sino que data de febrero de este año. Sin embargo, fue expuesto en una audiencia de la semana pasada por el asistente letrado de la fiscalía, Gastón Medina.
Según detalló ante la jueza Carina Álvarez, Fuentes y Rayguán actuaron en complicidad el 10 de febrero, cuando alrededor de las 3 arribaron a la GNC de Plottier, ubicada en calle Zabaleta y Ruta 22.
Allí, "mediante el uso de un arma de fuego larga tipo escopeta, se apoderaron de una riñonera con 1000 pesos que portaba la empleada del lugar y se fueron".
Fue la propia empleada, quien en ese momento estaba con un compañero y un cliente, la que les abrió la puerta y reconoció a Fuentes o Peloduro "porque era vecino de su madre". Así lo detalló en a denuncia policial.
Detrás de él ingresó un segundo hombre que llevaba su rostro cubierto con una máscara de mono y portaba un arma con la que los amenazó por dinero. Tanto el empleado como el cliente se trenzaron en un forcejeo con el ladrón, a quien se le cayó su máscara, y allí fue reconocido como Rayguán.
Para lograr el cometido, Rayguán le pegó un culatazo en la cabeza al empleado, le quitó la riñonera con la recaudación a su compañera y huyó junto a Fuentes.
El representante de la fiscalía enumeró la evidencia en contra de ambos y lo acusó por el delito de robo agravado por el uso de arma de fuego, cuya aptitud para el disparo no fue acreditada.
Sospechoso rebelde
La jueza avaló los cargos solo contra Fuentes, dado que Rayguán no se presentó a su audiencia. Ante ello, Medina señaló que la Policía intentó notificar a Rayguán el 16 de octubre en su domicilio, pero que al arribar, vecinos les informaron que Rayguán ya no residía allí.
Teniendo en cuenta que el hombre estaba al tanto de la investigación en su contra y de la obligación de informar cualquier cambio que impida contactarlo (ver aparte), la magistrada lo declaró en rebeldía tal como pidió la fiscalía.