Si bien fue Horacio el que le puso manos a la obra a esta construcción, especialmente su esposa Valeria fue la que lo guió en la importancia de cuidar el planeta reutilizando elementos que sino, irían a parar a la montaña de basura.
“Lo primero que empezamos hacer fue clasificar materiales, separar lo orgánico para realizar una huerta”, recordó Horacio, de sus primeros meses después de la operación que lo dejó sin trabajo y con muchos cuidados de su cuerpo.
Hacía algunos años que la familia había viajado a Lago Puelo y allí descubrió el domo como una construcción diferente. “Los domos son antisísmicos, por la forma que tienen no se les pega la tierra, sino que todo cae al suelo, son más limpios, podés poner las ventanas como quieras, te da la posibilidad de ubicar los materiales a gusto”, describió Horacio, luego de muchas horas de lectura sobre este tipo de construcción.
El proceso de reciclado empezó desde la base que mide 4,30 por 4,30 metros. Para construirla el vecino juntó restos de bolsas de cemento de obras de amigos, fue hasta la zona de bardas para sacar algunas piedras e incluso reutilizó pedazos de hierro que encontró tirados.
“Juntamos los nylon de las obras en la zona donde tiran cubiertas, traté de rescatar todo lo que me podía servir. Para la base hice una malla sima y la iba atando con los hierros de 20 centímetros por 20. Reutilicé todo, no me quedó nada. Fueron muchos viajes, días de frío”, describió Horacio a LM Neuquén, sobre sus días de recolección de elementos durante el 2020.
El domo tiene 160 piezas de madera que Horacio conectó con más de 2 mil tornillos y unas 5 mil grampas desde septiembre pasado cuando comenzó con este desafío, y a pesar de sus limitaciones físicas por su operación del corazón.
Una vez lista la estructura, durante el primer día de lluvia se dio cuenta que entraba el agua por lo que buscó una manera de protegerla. Y la respuesta la encontró en los tetra brick que se utilizan para las leches larga vida, jugos o purés de tomate.
Utilizó 500 tetra brick para cubrir, aislar y proteger al domo. Para utilizarlos debió lavarlos, cortarlos, darle forma de cuadrados y pegarlos casi como si fueran unas tejuelas.
Los primeros los juntó solo, luego en la Feria de Plottier se encontró con que desde el Ente de Desarrollo Económico de Plottier (EDEP) organizan recaudación de elementos reciclables y lo conectaron con la empresa Ecopet Patagonia quienes le facilitaron la mayoría de los envases para su reciclado.
"Una amiga me prestó una engrampadora, después el desafío fue el pegamento, y también lo conseguí. Me dieron 18 kilos. Con mucho trabajo con mi esposa y mi hijo lavamos cada una de las cajas, las secamos y pusimos como tejuelas y engrapábamos de abajo hacia arriba. Aún nos falta una partecita arriba porque no tengo la escalera de tres metros que necesitaría”, describió el vecino de Plottier.
La puerta del domo la consiguió de una antigua construcción y la adaptó. Las ventanas son acrílicas. Y para revestir el interior del domo, Horacio y su mujer buscaron durante las caminatas por la barda recomendadas para el cuidado del corazón de Horacio, pedazos de porcelanatos rotos que oficiaron de piso. También Fasinpat hizo su aporte con pedazos de cerámicos que pegaron uno a uno. El resultado fue un espacio totalmente reciclado y listo para usar.
“Fue un desafío hermoso. Yo me di cuenta que a veces nos hacemos problema por cosas que no lo valen. Con mis limitaciones y todo comprobé que puedo hacer cualquier cosa”, aseguró Horacio.