Los vándalos arrojan piedras, rompen los cristales y los vidrios quedan esparcidos por las alfombras, con todos los riesgos que ello implica. También pidieron respuestas para evitar que las agresiones se repitan.
El 22 de febrero expresaron sus quejas con un posteo en Facebook. “Lamentamos volver a comunicar actos de vandalismo hacia el gimnasio”, dijeron para agregar que “no es la primera vez en el año, sino que es la tercera vez en menos de un mes”.
Entre indignados y preocupados, explicaron que “cada vez que sucede algo así, no se pueden dictar las clases y, por lo tanto, los gimnastas no pueden entrenar”. Eso sucede porque “los restos de vidrio caen sobre la alfombra donde los gimnastas entrenan descalzos y corren riesgo de lastimarse”; para colmo, “para poder sacar hasta el más mínimo resto de vidrio hay que aspirar incontables veces las alfombras, sin mencionar que incluso semanas después se siguen encontrando restos”.
Recordaron que, “en algún momento, la municipalidad prometió implementar medidas de seguridad tales como cámaras”, pero esas acciones no se han concretado hasta ahora. “Piedras del tamaño de un puño, botellas de bebidas alcohólicas en la puerta de entrada, arrojaron pintura sobre los vidrios de la entrada”, narraron y recordaron que en ese gimnasio “entrenan niños” por lo que resulta indispensable “que se les garantice la seguridad”.