En el 2013 se juntaban vecinos y familias productoras en un paraje rural a unos 8 kilómetros de Plottier, conocida como China Muerta. Se hablaron, se conocieron y se identificaron en sus manos laboriosas, con las características propias de la actividad rural.
Amando lo que producen, se preguntaban ¿cómo podría hacerse para poder comercializar ese producto que tanto acompañamiento llevó en su proceso de producción y de elaboración? Se preguntaban por una fórmula para llegar directamente a la mesa, mirando a la familia consumidora y además contarle el camino y la identidad de ese alimento, de esa artesanía. Entonces fue así, con la certeza de que otra forma de producir y comercializar es posible, que se armó una feria como espacio de encuentro, comunicación y venta. Ese legítimo deseo, dio inicio a la feria que hoy cumple 8 años.
Cerveza artesanal, choripán casero, jugo de estación, cerámicas y ropa. Así comenzó, así de incipiente, chiquita, dando sus primeros pasos. Los saberes deben circular, un ida y vuelta que fue fundacional y fundamental para ese crecimiento.
La feria reúne cada sábado a un conjunto de familias artesanas y productoras y a toda una comunidad que la contiene. Semanalmente se recrea una mixtura entre el río, la barda, la chacra y el arte. La Feria de China Muerta es una propuesta cultural que está siempre en el mismo lugar, con opciones alimentarias y artísticas diversas. El espíritu de la feria se va transformando al ritmo de las temporadas, las condiciones climáticas, las pandemias, las alegrías y tristezas colectivas, porque si hay algo que se respira en esta feria es como las individualidades enriquecen al colectivo.
“La feria hoy es un espacio cultural, donde los y las artistas enormes de nuestra región tienen el escenario a disposición para mostrarnos su arte, que se complementa absolutamente con cada taller, con cada parcelita sembrada, con cada sala de elaboración y eso es maravilloso», explica Dinka Bezic, una de las artesanas referentes de la Feria.
Ese paisaje cultural que se conforma entre lo rural y lo urbano, es un espacio que debe protegerse y revisarse. Este tipo de propuestas comunitarias, como la feria de China Muerta es un lugar habitado, protegido y también se manifiesta resistencia. “Nosotros entendemos que las chacras hay que cuidarlas. El avance de lo urbano por sobre la ruralidad es una realidad. Es algo que venimos pidiendo y sosteniendo con mucha fuerza. El cuidado del recurso del agua, es vital y necesitamos que también esté el cuidado en las costas, en la fauna y flora autóctona del lugar. Y la feria es parte de esto también», sostiene Dinka.
Y así, al ritmo de los ciclos y de la música, activando las economías familiares y regionales, se invita a este octavo aniversario de la “feria de productores y artesanos de China Muerta».
¿Cuándo?
sábado 11 y sábado 18 de diciembre de 11 a 23.
¿Dónde?
Kilómetro 1245 de la ruta nacional 22, el primer semáforo después del puente de la autovía, en el predio de la Cooperativa El Labrador, camino al río Limay.
¿Qué vas a encontrar?
Se habilitará un mayor espacio chacarero, para que la gente pueda acceder con sus sillas, mantas, reposeras y mesitas por el predio. Habrán más de 80 puestos de diversos rubros: alimentos, bebidas, artesanías, ropa, conservas, plantines, aromáticas, libros. Habrá espectáculos en vivo, a la visera, para disfrutar de la música regional, como también actividades para niños durante toda la jornada.
Artistas en escena: Maravillas en el paiZ de las Halizias (comedia infantil), LoPiBi, candombe y afro, una pizca de blus y rock, Canta la Barda, murga estilo uruguayo, La caminera, rock y power blues del Alto Valle, Danza caporal, danza y música de la Saya (afrobolivianos), Santi Aguirre, Chacareras, zamba, folclore.