Uno de los hechos ocurrió el pasado sábado en el Supermercado ubicado en calle Santa Cruz al 804. Según informaron fuentes vinculadas al suceso, el hombre acudía cotidianamente por las mañanas al lugar y les vendía tortafritas a todo el personal.
Ese día a la tarde, sin embargo, el hombre entró sin mercadería para ofrecer, recorrió los pasillos del lugar y se fue. El personal empezó a notar que lo mismo había ocurrido otros días: por la mañana les vendía y por la tarde se paseaba por el comercio sin llevar nada.
La actitud llamó la atención de los dueños el pasado jueves, cuando se repitió la escena, y decidieron revisar las cámaras de seguridad, donde comprobaron lo que en realidad había hecho: en pocos segundos y mientras nadie lo veía, se guardó una botella de Baileys y un vino de marca Rutini abajo de su pantalón, ambas bebidas valuadas en 2100 pesos.
Pero eso no terminó ahí. Al día siguiente -fiel a su clientela- el hombre acudió nuevamente a ofrecer sus tortafritas, pero esta vez -lejos de querer comprarle- el personal lo increpó y le exigió que abonara la plata de las bebidas que había robado.
El hombre se vio sorprendido y no encontró una mejor excusa que decirles que él no tenía nada que ver y que tenía un hermano gemelo, pero que él mismo lo buscaría para que pagara lo que se había llevado. Esta versión, sin embargo, no les cerró para nada ya que el ladrón vestía exactamente la misma ropa y posee unos particulares tatuajes en su brazo derecho, por lo que decidieron radicar la denuncia.
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