
La dirección de Limay Noticias me ha ofrecido la oportunidad de llegar a sus lectores desde este espacio. Esta será una columna de opinión ya que no soy periodista ni pretendo serlo. Por supuesto que tomaré con la mayor objetividad posible los datos de la realidad pero, como hacemos todos, los interpretaré desde mi óptica. El tema de hoy es “gestión Peressini” a 4 meses de haber asumido.
El triunfo de Peressini fue imprevisto pero no tanto, sectores de la sociedad de Plottier mostraban en los últimos tiempos una movilidad sorprendente fines de 2010 por el Hospital público, comienzo de 2011 problema religioso en el CPEM 8- y eso sin dudas se mostró en las urnas. Esa movilización popular culminó en octubre de 2011 con el movimiento de Vecinos Autoconvocados que torció el brazo a una gestión en retirada y que dejaba atrás tierra arrasada.
Los últimos 4 periodos -10 años de Gallia y 6 de Pilar Gómez- habían puesto a Plottier en una espiral descendente. De a poco se fue liquidando el patrimonio municipal mientras aumentaba en forma incesante la cantidad de personal y la deuda.
Los servicios se resentían cada vez más y para muestra basta un botón. En el año 1995, inicio de este ciclo de desgobiernos, había en funcionamiento un parque de más de 70 vehículos, entre ellos 4 camiones compactadores de residuos y varias máquinas viales. A fines de 2011, con una población que se había triplicado, quedaban sólo 2 camiones compactadores que muchas veces no funcionaban y nada más. Varias máquinas viales fueron vendidas como chatarra según la Ordenanza 3192/10 en venta directa por $80.000. Los trabajadores municipales se quejaban porque no podían cumplir con sus tareas ya que ni siquiera había alambre para atar lo que se rompía. Tampoco había herramientas elementales como palas, carretillas, etc.
Otro desastre que dejaron atrás estos gobiernos fue un cambio profundo en la estructura económica de Plottier. A partir de la aprobación por vía de excepción en 2005 del megaemprendimiento “Los Canales golf & resort” (gestión Pilar Gómez) comenzó un festival de aprobaciones de loteos por vía de excepción en zonas no habilitadas que violaban lo dispuesto en la Carta Ambiental y otras ordenanzas.
En esa gigantesca timba inmobiliaria, que fue llevada al extremo por la última gestión Gallia (aprobaron 60), la excepción se transformó en regla y así se sembró todo el ejido municipal de un mosaico de loteos hasta el límite con Senillosa haciendo imposible la producción. A partir de allí el único negocio rentable y en crecimiento fue el inmobiliario dejando serias dudas sobre las motivaciones que permitían esas aprobaciones por vía de excepción.
Muchos de estos loteos totalmente irregulares ya que con la simple aprobación de la ordenanza que lo autorizaba salieron a vender lotes sin tener aprobada la subdivisión en Catastro ni el final obra. Hay 70 en estas condiciones lo que significa que han sido perjudicadas miles de familias. Los compradores, entre otras cosas, no pueden escriturar para obtener créditos bancarios.
Otra catástrofe fue la liquidación total de las tierras fiscales que fueron cedidas por la provincia mediante el Decreto 1975/06. En algunos casos se vendió a precio vil (valuación fiscal entre 1.000 y 1.500 pesos la hectárea) tierras muy valiosas y que eran de dominio público como en el Camping La Herradura.
En estos años se había alejado cada vez más el gobierno municipal de la gente y una parte de la población, informada e independiente, reclamaba cambios.
En algún sentido Peressini cumplió con muchas de esas expectativas ya que se transformó en un intendente “visible”. Siguió recorriendo en su bicicleta las calles de la ciudad como antes de ser funcionario. Puso todo su esfuerzo personal en la tarea trabando a destajo todos los días, incluso los domingos, y hasta altas horas de la noche. En pocos días se notó un cambio en la mejora de algunos servicios como la recolección de residuos o el funcionamiento del sistema cloacal que estaba colapsado.
Tuvo que hacerse cargo de una municipalidad quebrada, con un déficit mensual de 2 millones de pesos, con una planta de personal sobredimensionada y tapada de viejas deudas, algunas de dudosa legitimidad.
Surgen algunas dudas en relación al futuro. La alianza que hoy gobierna Plottier radicalismo y FPV- es muy heterogénea y tiene fuertes tensiones hacia su interior. Esto se vio con claridad el 10 de marzo con la llegada de camiones con ayuda de Nación para familias con discapacitados al predio de la expo que terminó en un escándalo. También es un secreto a voces que en estos días se intenta desplazar a Lucas Riquelme de la Secretaría de Planificación que ocupa cosa que el mismo Peressini, en forma sutil, confirmó en una nota radial el 3 de abril.
Por otra parte, el intendente ha tomado medidas apresuradas, quizá por inexperiencia política o mal asesoramiento, que no ha podido sostener como el despido de 90 trabajadores en diciembre que lo enfrentó a ATE.
En estos días reaparece el conflicto con ATE a partir del aumento del módulo a $10 que lleva la dieta del intendente a $22.000. Esta última medida generó también rechazo en sectores simpatizantes de la gestión que, reconociendo que las dietas eran ínfimas, consideran que el aumento fue desmedido e inoportuno en el contexto de una crisis como la que vivimos siendo que el mismo Peressini impulsó en diciembre una frustrada declaración de emergencia económica municipal.
A esto se suma la nueva Ordenanza General Impositiva aprobada el 29 de marzo que intenta cumplir con el Convenio Marco de Compromisos firmado con el gobierno provincial. Por este Convenio la municipalidad recibe $2 millones por mes reintegrables pero si se cumple con el compromiso de aumentar la recaudación y reducir gastos, este aporte será no reintegrable.
Esta ordenanza merece un análisis detallado ya que, según mi opinión, perjudica más a los sectores menos pudientes de la sociedad. Como el análisis de esta ordenanza requiere mucho espacio será tema de otra nota.
Darío Torchio
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