Por Julio Paz

Me parece que no pueden pasar desapercibidas cosas que merecen ser propiedad de todos. Soy de los que opinan que deberíamos tener todos la obligación, derecho y deber moral, de señalar, repudiar o aplaudir, lo bueno o lo malo de aquello que es publico.

Por estos tiempos, existe un hombre, un muchacho argentino, que por sus capacidades diferentes, el planeta tierra habla de él. Pero no habla de sus características como persona, sino de sus habilidades deportivas y físicas. Este joven deportista, lleva consigo la pesada cruz de la fama, mucha fama. También la de poseer y ganar dinero, muchísimo dinero.

Pero contrariamente como ocurre con personas aún muy jóvenes, que se encuentran en un momento de su vida en la cúspide del dinero y la fama perdiendose en laberintos de excesos y descontrol, éste no. Actúa, trabaja, vive y se comporta ejemplarmente en su vida pública, como cualquier otro mortal.

Los argentinos, debemos reconocer, somos únicos, pasionales, paradójicos, contradictorios, autosuficientes, capaces, pedantes y podríamos seguir con los adjetivos, y también somos futboleros a morir.

El mundial de Futbol de Brasil ha terminado y aún esta en nuestras retinas y oídos, los ecos de gritos, llanto y desazón del minuto 113, ya en el alargue, cuando el germano Gotze, la paró de pecho y antes que caiga con buen zurdazo, la mando al fondo de la red. La suerte estaba echada. Confieso no haberme repuesto ni resignado aún. Pero como dicen los inteligentes, “a otra cosa mariposa“ o “que se le va hacer…la vida continúa“, pero para mi no. Sigo con la misma calentura y congoja y no me resigno.

Pero vamos a volver sobre el tema importante. El joven argentino Lionel Andrés Messi Cuccittini, que a los 12 días de haber comenzado esta Copa del Mundo, cumplió sus primeros 27 añitos, ha recibido en los últimos 5 años, 4 Balones de Oro como el mejor jugador del mundo y decenas y decenas de premios mas, consagrado por la Empresa Multinacional y multimillonaria FIFA, como el mejor de todos.

Pero lo que ningún medio nacional o internacional, y la FIFA menos, dijo, ni escribió, es que este joven futbolista jamás simuló una falta, ni le protesto a un árbitro, ni violentó o insulto a un rival, o denigro o humillo a un jugador contrario por haber recibido faltas de todo tipo, ni se quedó tirado en el suelo ante las miles y miles de faltas arteras que ha recibido en cientos y cientos de partidos, él podría haber hecho expulsar o llenar de tarjetas amarillas, con ademanes o caídas exageradas a cientos de jugadores.

Pero no. Él elije pararse inmediatamente e ir tras sus dos amores incondicionales; la pelota y el arco contrario, dejando las simulaciones, actitudes extradeportivas, insultos, aparatosidad o teatralidad, para los mediocres, para muchos mercaderes de un deporte de multitudes, ávidas, sedientas y anhelosas de presenciar un buen juego con honestidad, integridad y con una permanente actitud deportiva que sea ejemplo para niños y jóvenes y deleite para los que abonan una entrada para ver un digno espectáculo deportivos, ejercido por dignos deportistas. Hoy vemos todo tipo de simulacros y fingimiento de futbolistas en una cancha.

Esta bestial muestra de honestidad, moralidad y honra permanente dentro de los campos de juego, por parte del joven Lionel, mas allá de sus geniales gambetas, goles, títulos y logros, y al parecer por los comentarios de todos sus compañeros, en cuanto también a su calidad de buen camarada y amigo, lo convierten en lo que los medios periodísticos, analistas, comentaristas deportivos de diario, revista, radio o TV no han reparado y no le han dado la entidad que merece; el MEJOR EJEMPLO DE HONESTIDAD FUTBOLISTICA Y DEPORTIVA MUNDIAL.

Por ello digo: Gracias DIOS QUERIDO por haberme permitido ser un contemporáneo de este ejemplo deportivo, para llevar para siempre en mi corazón su grandeza deportiva de argentino bien parido y ejemplo mundial...!

PD: Por favor no dejen de ver el video en Internet de Hernan Casciari “ Messi es un perro”.

Julio Paz